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ABUELOS DE CUENTO EN SAN ISIDRO CELEBRÓ SUS 15 AÑOS CON UNA FERIA DEL DISPARATE

EL PROGRAMA TUVO su fiesta de 15 con narraciones, juegos, música y emociones circulando en la Plaza 9 de Julio DE Martínez.

El programa municipal Abuelos de Cuento en San Isidro celebró sus 15 años del mejor modo: narrando cuentos y encendiendo la chispa de la lectura de literatura infantil y juvenil en los vecinos de todas las edades que ayer se acercaron a la Plaza 9 de Julio, Martínez, para ser parte de la Feria del disparate, a otra cosa mariposa. Una fiesta de corazones, oídos y libros abiertos, con stands, música en vivo y propuestas itinerantes para hacer, compartir y disfrutar.

“Esta feria reemplaza a la tradicional Caminata que hacíamos en el Boulevard Dardo Rocha, pero conservando la meta de dar visibilidad a un programa muy luminoso que así cierra su calendario anual: con libros en cada rincón de una plaza habitada por gente de todas las edades, y con estos abuelos y abuelas que con generosidad entregan su tiempo para que el día de mañana tengamos más y más adultos lectores”.

ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.

Así, de 10 a 13 y bajo el slogan Encuentro por las infancias y la promoción de la lectura, el paseo de Córdoba y Necochea se transformó en un trampolín para sumergirse en la literatura infantil y juvenil de la mano de expertos y expertas en esto de despertar ilusiones y fantasías.

Un toro que no es todo de cuero lleva plumas y vuela muy ligero, tiene dos patas largas y finitas, y seguro que no es toro, es un tero, recitó Norma Fernández trayendo de memoria a María Elena Walsh, y debajo de su colorido paraguas, donde el invitado era todo oídos. “Es una manera de seguir siendo joven”, aseguró la abuela con doce años en el programa y 77 de vida.

En torno a la pista, los stands invitaban con juegos a adentrarse en textos de los argentinos Javier Villafañe y María Elena Walsh, el italiano Gianni Rodari, el estadounidense Maurice Sendak y los británicos Lewis Carrol y Roald Dahl.

Chicos, y no tanto, se sacaron fotos en un mural que recreaba Alicia en el país de las maravillas, percheros con libros atados con tanzas, pesca de pájaros que llevaban versos o poesías y peces con frases poéticas en árboles.

“Escribí la historia de un pajarito que voló muy alto y se sentó en la silla mágica que el rey había dejado”, comentó María José Fernández, de 9 años. “Los abuelos fueron a su escuela, la 11, para avisar que iban a estar acá y toda la semana me tuvo loca porque quería venir”, reconoció su mamá.

Abuelos y abuelas regalaron poesías susurradas al oído, una rueda con poesías, canciones, palabras en desuso y más no paró de girar impulsada por niños y niñas deseosos de que estos adultos mayores con alma de niños le regalaran lo que tocaba en suerte, músicos itinerantes y una suelta de libros permitió dejar el leído y llevarse el que, tal vez, tanto andábamos buscando.

Todo eso formó parte de una mañana de emociones circulando, como cuando la biblioteca móvil Los Andarines se rebautizó Los Andarines de Graciela Deza, en homenaje a la fundadora y ex directora del programa, fallecida en 2021.

“Mucha emoción por los 15 años y por este merecidísimo homenaje a Graciela. Hoy estamos en formato feria, pero siempre acompañando a las infancias desde la lectura y narración de literatura de excelente calidad, y también jugando, a tono con la capacitación que los abuelos recibieron este año en literatura infantil y juvenil vinculada con el humor.”

PATRICIA ÁLVAREZ, integrante junto con Andrea Leonson del equipo de coordinación del programa, dirigido ahora por Graciela Rodríguez.

“Somos vecinos de la plaza y venimos seguimos, pero verla así, intervenida y con tanta gente participando es genial”, dijo Nicolás Batinic con la mariposa que su hijo había elegido al azar, y que escondía una poesía en sus alas.

Muchos abuelos contando cuentos al ras del suelo, sobre almohadones, pero también muchos chicos leyéndole a los adultos. “Muy lindo, se nota todo el tiempo que le dedican”, dijo la vecina de Boulogne Delfina Hernández, que no conocía el programa y andaba con las manos llenas de mariposas, dibujos y poesías producto de su paso junto a su sobrino por las distintas actividades.

En las escalinatas del anfiteatro, Cecilia Bordoloni no paraba de leer en el Picnic Literario. “Muy emocionada al ver el amor que las abuelas ponen en todo esto. Me entregué en cada stand a que me regalen coplas, nanas, que me cuenten cuentos y me susurren”, dijo la vecina de Del Viso.

En el cierre, tres abuelas narraron cuentos, como La extraña visita, de Gracia Iglesias Lodares, acompañado por la gente con palmas y sonidos que imitaban rayos, lluvias y vientos. Luego, cuatro jóvenes músicos en el escenario arrancaron con Vamos a ver cómo es el reino al revés y siguieron con chacareras que colmaron la pista de bailarines de todas las edades. Punto final ideal, tan ideal como el eterno Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

+ Este programa, conformado por unas 120 personas mayores de 50 años capacitadas como narradores de cuentos y mediadores de lectura, llegó este año a 45 instituciones educativas, entre escuelas públicas y privadas del municipio, jardines de infantes y Centros de Apoyo Escolar, y concurrió tres veces al Museo Pueyrredón en el marco de su proyecto Los abuelos leen la historia, beneficiando así a alumnos y jóvenes de entre 2 y 16 años.

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