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EL MUSEO BECCAR VARELA INAUGURA TRES SALAS NUEVAS

El Museo se renueva PARA SEGUIR CONTANDO la historia de San Isidro

El sábado 12 de marzo, a partir de las 15, el Museo Beccar Varela inaugurará tres nuevas salas de exposición permanente que buscan contar la historia de San Isidro en distintas dimensiones y en toda su complejidad. Un museo histórico bajo la órbita de la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro que se convertirá así, sobre todo, en un museo del partido que reflejará el paso del tiempo en las distintas ciudades que lo integran desde antes de la llegada de los españoles hasta nuestros días.

“San Isidro pasó de ser una sociedad de corte rural y producción agropecuaria a un partido con centros urbanos modernos y pujantes, polos de desarrollo en tecnología, comunicación y educación, e importantes áreas verdes públicas de esparcimiento. Una sociedad que se enriqueció con el aporte inmigratorio y de instituciones comunitarias de fuerte arraigo. Todo eso, de un modo u otro, está representado en esta iniciativa del Museo Beccar Varela”, expresó Gustavo Posse, intendente de San Isidro.

Una nueva mirada a la que se arribó tras dos años de trabajo intenso y estrecho con la propia comunidad local y de investigación puertas adentro de una de las casas más antiguas que siguen en pie en San Isidro (Adrián Beccar Varela 774), del período virreinal y aportes en su arquitectura entre los siglos XVIII y XX, y que el 10 de septiembre de 2005, cumpliendo el deseo del Dr. Horacio Beccar Varela, fuera donada al municipio que el 16 de mayo del año siguiente la inauguró como museo.

“Invitamos a todas las sociedades e institutos históricos, fábricas, iglesias, clubes, escuelas, productores. Hoy somos un museo histórico sobre la gente, hecho para la gente y por la gente, donde el visitante podrá seguramente reconocerse y a conocer a sus semejantes, acercarse a su pasado y el de todos, saber quiénes fuimos y somos, y aventurarse a pensar quiénes seremos en un futuro”, comentó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura del municipio.

La primera sala es una extensa línea de tiempo que inicia en el 10.000 A.C., llega al presente y se divide en Cultura y educación, Hechos, instituciones y comunidad, Industria y comercio, Transporte y comunicación, Salud e higiene, Deporte y tiempo libre, Paisaje natural y urbano, y Poblamiento y territorio, cada cual con su color.

Un paseo oval de hitos locales y mundiales de fácil lectura y con un gran despliegue gráfico. De las primeras crónicas visuales que se conservan, del pintor inglés y viajero Emeric Essex Vidal (1817), la galera, primer transporte de pasajeros y entrega de correspondencia que circuló por el Camino del Alto (1822), y una multa por bañarse desnudo en el río de 5 pesos (1891), con la reproducción de una pintura de época, a la apertura del Palacio Municipal, de la zapatería Olivero (ambas en 1875) y del aeródromo en terrenos de la chacra de Aguirre (1920). También figuran la primera línea de colectivos (1922), la productora Pampa Films (1938), el primer semáforo (1958), en la esquina de la Av. Centenario y Alsina, San Isidro, la creación de la Universidad Nacional de San Isidro (2017), la declaración de Reservas Naturales Integrales de las nuevas islas formadas frente a la costa de San Isidro (2020) y un cierre con fotos actuales de vecinos en escenas cotidianas, como parte de un paseo para repasar con atención.

En la segunda sala será posible sentarse en un banco para ver un video de unos tres minutos con una sucesión de imágenes del San Isidro de hoy, desde la belleza del paisaje y, sobre todo, desde la diversidad de su gente, y de sus personajes célebres y anónimos. En las paredes, dos referencias simbólicas: un mapa de la década en la que el partido ya está conformado tal cual hoy lo conocemos y la cruz de la torre de la antigua iglesia que le permitía a todos los viajeros saber que estaban llegando al pueblo.

La línea de tiempo cobra vida en las cajas/vitrinas de la tercera sala, que exhiben objetos donados por vecinos y testimonios en primera persona asociados a estas piezas en cartillas plastificadas listas para ser tomadas y leídas. Una sala colorida que respeta los tonos de los distintos núcleos temáticos e incluye un autorretrato de Guillermo Roux, una pieza de la ex fábrica Lozadur, camisetas de rugby, una gorra de la nadadora Delfina Pignatiello, zapatillas de baile de Cecilia Díaz, la primera máquina del reloj floral de la Plaza Mitre, el primer teléfono de San Isidro, boletos antiguos de colectivos y trenes, libretas escolares, un Índice Patentes de Rodados del municipio, herramientas que fueron de una las primeras parteras del pueblo, una maleta de inmigrantes y mucho más.

Esta muestra la pensamos para que los sanisidrenses se autoreconozcan sin exclusión alguna y, para los que no lo somos, pudiéramos descubrirlos y romper con los estereotipos a partir de estas pequeñas y múltiples historias que convierten a sus autores en protagonistas y aportantes de la historia mayor”, comentó Patricio López Méndez, responsable de la puesta museológica de las nuevas salas.

Esta nueva mirada del museo, que propicia el ser habitado por la comunidad, se complementa con la puesta en marcha de un programa educativo en el patio del aljibe que fue diseñado en especial para las familias y las escuelas, y sigue el concepto de cajas. Veintisiete cajas que, a modo de dispositivos didácticos, actuarán como primeros mediadores entre los visitantes y los objetos exhibidos, y activarán el contenido de las salas con consignas y piezas, ahora sí, para tocar, jugar, explorar, compartir, aprender y llevarse inquietudes a casa.

Cajas muy distintas unas de otras, que podrán cambiar con el tiempo y las inquietudes de los visitantes, con nudos marineros (en relación a los 18 clubes náuticos que funcionan en el municipio) y un manual para lanzarse a anudar; con centímetros para medir el grosor de las paredes del museo y compararlas con las de tu casa; con lápices y papeles para anotar qué dato o hecho te gustaría que estuviera en la línea de tiempo; con tintero, pluma y copias de cartas de Mariquita Sánchez de Thompson, la dueña más prominente de la casa, para inspirar las cartas de la visita, y con tela tubular y cuentos escritos por maestros de una escuela local, por caso, para leer adentro de una carpa armada por uno mismo o  bajo la sombra de uno de los tantos árboles del jardín, los mismos que alguna vez, al pie de la barranca, inspiraron al gran Manuel Mujica Láinez.

+ En la renovación de las salas también colaboraron Pía Landro (Artes Visuales del municipio y programa educativo), los equipos de educación del propio museo, Marcela Augustowsky (diseño gráfico) y Ernesto Samandjian (documentalista). Cabe recordar que el museo cuenta con otras salas permanentes sobre arqueología urbana, la evocación del dormitorio de Mariquita Sánchez, la sala principal de mediados de siglo XIX y el comedor de la familia Beccar Varela, donante de la casa. Para más información: www.quintalosombues.gob.ar


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