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LA FERIA LEER COMENZÓ A TRANSITAR EL MUNDO DE LO TENEBROSO Y LO ESPELUZNANTE

Cierra hoy, entre mesas redondas y entrevistas, cien editoriales, actividades para chicos y adolescentes, gastronomía y más.

Nada de fantasmas, zombies ni cosas por el estilo. Sí, muchos de los principales escritores y escritoras del género terror que ayer, en la primera jornada de la feria LEER-Literatura En El Río, pusieron palabras en voz alta a lo tenebroso y lo espeluznante, tema de esta quinta edición. Con ellos y ellas, un público que los escuchó en el auditorio con atención (y hasta devoción), recorrió el centenar de puestos de editoriales y disfrutó, pese al calor demoníaco.

“Tuvimos una serie de charlas muy interesantes con escritores y escritoras generosas que charlaron y reflexionaron sobre el género, un emotivo homenaje a María Onetto y un cierre con María Fernanda Ampuero leyéndonos dos de sus cuentos que conmocionó a todo el auditorio.”

ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro, a cargo del festival, que tiene el apoyo de la Fundación Medifé y entrada gratuita.

“Enloquecida, es como un sueño hecho realidad estar en una feria con Dolores Reyes y Mariana Enriquez, todas hablando sobre nuestro género. No lo puedo creer, y en Argentina… no se me ocurre nada más maravilloso”.

MARÍA FERNANDA AMPUERO, escritora participante del primer día de LEER.

Luego, en el auditorio y en charla con Constanza Bertolini, la ecuatoriana, una de las voces hispanas más potentes de los últimos tiempos, se definió como lectora precoz e hija de la narrativa de Bradbury, King, Poe, Shirley Jackson y Arthur C. Clarke y agregó que “si puedes empatizar con El Principito, puedes empatizar con un ser de carne y hueso, con un inmigrante que pide dinero en el semáforo de la esquina”.

“Frankenstein es un libro sobre la monstruosidad del ser humano y la monstruosidad del deseo del ser humano en jugar a ser Dios. Lo que convierte al doctor Frankenstein en algo espantoso es no aceptar a su hijo como es. Eso me recuerda a muchos padres que dicen prefiero un hijo muerto que maricón o las gordas son asquerosas”. Luego agregó: “Los monstruos de El Resplandor dan muchísimo menos miedo que un padre alcohólico cuando ha bebido y no lo reconoces y no te reconoce”. Directa, cruda y también alegre, simpática. “Aprendí a ser un poco payasa para disfrazar mi tristeza”.

“Si piensas que vas a ofender con tu lenguaje, con tu escatología, con la caca, con las vísceras de los gallos y con la sangre menstrual, mejor no escribas… Ahora nos estamos asando en Buenos Aires y el último verano en España duró cinco meses, 45 grados, pájaros cayendo muertos en la calle. Ahí está el cuento de terror, ¡escríbanlo!”, aconsejó.

La actividad programada comenzó a las 14.30 con la mesa Los territorios y los terrores, sobre el desarrollo del terror rural y el terror urbano en la literatura, y cuánto influye el territorio para generar climas escalofriantes. Sobre el territorio, Dolores Reyes, autora de la exitosísima novela Cometierra, dijo que “pisamos una tierra con un humus construido con restos corporales, desde el extermino de la Conquista española, pasando por todas las dictaduras hasta este presente donde sigue habiendo gente desaparecida en democracia”.

A su lado, José María Marcos sumó que las generaciones heredan y cargan traumas, en relación a la mesa que integró con autores nacidos en los violentos años setenta, moderada por Patricia Kolesnicov. “¿Dónde están los castillos fantasmas en Buenos Aires?, en lo urbano, en las fábricas abandonadas, en el país que fue”, acotó junto a Mariano Quirós, quien habló de un miedo inasible al referirse a lo que sintió cuando su madre estuvo detenida por la dictadura.

“Tratar con mucho respeto los gustos ajenos. Todos somos lectores, así nos guste Mafalda o Proust, todos… No solo es un lugar de venta de libros, es un espacio que incluye al artista plástico, al músico, al escritor y hasta al que entra y no compra nada”, dijo el librero y editor de Notanpuan Fernando Pérez Morales en la mesa que compartió con su hija Milagros, con motivo de los 40 años de esta librería de San Isidro fundada por él.

En la mesa Terror urbano: de La dama blanca a otras leyendas escalofriantes, María Inés Falconi le respondió a Natalia Blanc, moderadora de la charla, sobre lo que da más terror. “A cualquier edad, me parece que es la irrupción de lo desconocido en lo cotidiano, cuando todo parece normal y sucede algo inexplicable y extraño que altera las leyes lógicas del devenir”. “¿A qué le tenía miedo?…, a Papá Noel”, agregó sonriente la autora de exitosa saga Coordenadas para un crimen.

“La gente muy amable, libros hermosos, algunos hechos a mano, mucho arte. Se tomaron el trabajo de leerme sus poemas favoritos. Una experiencia increíble”, comentó la joven Tatiana Rodas bajo la carpa que alberga a más de un centenar de editoriales, de las más chicas a las más grandes, y con su flamante compra bajo el brazo, libros de poesía y Para ser escritor, de Dorothea Brande.

Sobre el cierre, Ampuero conmovió con la lectura de dos de sus cuentos, Luto y Elegidas. Una actividad que iba a tener a la queridísima y destacada actriz María Onetto, fallecida días atrás, leyendo los textos Manos, de Elsa Bornemann, y El carrito, de César Aira. “Me gustaría ser creyente para pensar que la gente buena está en un lugar lindo, pero no lo soy. Lo único que puedo pensar es en los momentos maravillosos y felices que ella les brindó”, dijo la escritora.

En tanto, las fotos de Alejandro Guyot sobre las visitas rutilantes a Notanpuan (en esos tiempos, La Boutique del Libro) se sucedían en la pantalla del salón. Sobrevolaban Benedetti, Saramago, Castillo, Bayer, Heker, Forn, Gelman…

+ Además, actividades para los más chicos, gastronomía y más / En Del Barco Centenera y el río, San Isidro, desde las 13 / Gratis / No se suspende por lluvia / Toda la programación AQUÍ.  
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