Andrea Scuderi: la artista plástica de Beccar produjo una radionovela que logró superar la pandemia.
La búsqueda de revistas de fotonovelas con la intención de ser usadas para su obra plástica encendió en Andrea Scuderi una chispa que tenía latente desde hacía muchos años. Las revistas quedaron ahí, a la espera de ser llevadas a una obra, pero las ganas de esta artista del Bajo de Beccar de llevar adelante una radionovela fueron incontenibles. Hacer, en su caso, se convirtió en el verbo producir.
Producir sin conocimientos previos, pero con el empuje, el entusiasmo y la certeza de que todo iba a fluir. Y fluyó. Cerca de la Navidad de 2020 se contactó con una amiga de sus amigas, la escritora Nora Acrich, quien le dio el sí sin dudar. Un sí que luego se multiplicó en muchas otras personas que se fueron sumando a un proyecto sin fines lucrativos y que se alimentó, desde el inicio, de la confianza mutua de todo el equipo.
“Nora había viajado a Tel Aviv por el nacimiento de un nieto y por la cuarentena terminó quedándose en esa ciudad un año. Así, a la distancia, empezamos a trabajar. Decidimos que fuera una historia de amor entre dos personas de unos treinta años, pero ella tuvo toda la libertad para escribir”, dice la artista plástica que en los últimos años se abocó al arte textil y recientemente ideó y guío Mi mamá me mima, una instalación/experiencia montada en el Museo Judío de Buenos Aires. Una obra colectiva que durante tres años invitó a más de 250 mujeres de diversas edades y países a tejer distintos tramos de un lienzo que luego conformó una trama conjunta de más de 200 m2 que simbolizan un útero comunitario.
Y así como invitó a tejer, Andrea también invitó a subirse a RUTA 506, una radionovela de 25 episodios que fueron avanzando vía Zoom y en una ida y vuelta con la escritora. Luego, se sumó una amiga de Nora: la directora, profesora de teatro, locutora y actriz Nancy De Andrés, que por la cuarentena había cerrado su Jardín de Infantes en Buenos Aires y regresado a su pueblo, la bonaerense Alberti, con todas las penas encima.
“Estaba muy dolida por el cierre del jardín de infantes y este proyecto le devolvió la alegría. Me conecté con ella a mediados de febrero de 2021 y enseguida se enganchó, feliz”, dice Andrea, que resume todo lo que se fue encadenando en dos palabras: buena onda.
“Lo que más me gusta de la radionovela es que te permite usar la imaginación y no te da todo servido como pasa con una película en la tele o en el cine, que también me encantan.”
Así, casi de boca en boca, y de amiga en amiga, se fue conformando un elenco de una veintena de personas, incluidos siete artistas invitados. Todos amateurs y sin experiencia en el radioteatro, y todos con un empuje y un optimismo contagioso.
“Nora escribía un episodio, me lo mandaba e íbamos resolviendo sobre la marcha. Al principio, calculamos 60 capítulos, pero esa cifra se redujo de golpe cuando el editor Marco Tonizzo nos dijo que eran muchísimos. Quedamos en 25 y empezamos a ensayar sin saber bien cómo seguía ni como terminaba la radionovela. Después de muchísimos ensayos por Zoom y fechas que se retrasaban por la pandemia, nos reunimos para grabar por primera vez el 2 de octubre de 2021. ¡Ese día, muchos nos vimos en persona por primera vez! Hoy tenemos todos los episodios grabados y la mitad del material editado. Todo está muy encaminado y la idea es lanzar uno por semana”, cuenta la artista que por cuestiones laborales de sus padres nació en Posadas, Misiones, y antes de cumplir los dos años ya estaba viviendo en San Isidro, de donde nunca más se fue.
RUTA 506 comenzará a subirse desde enero en Spotify y Apple Podcasts, tiene cuenta de Instagram (@radionovelaruta506), piensa ir por la creación de una Web y sueña con mucho más.
“RUTA 506 es más que una historia de amor, es una posibilidad de cuestionarnos ciertas actitudes y aproximarnos a nuestro ser más profundo y verdadero.”
¿La historia?, una de amor entre Magdalena y Ezequiel. Ella tiene 32 años, es nómada y de espíritu libre, y en su viaje por la Argentina se ve obligada a hacer un alto en un pueblito por un desperfecto en su camioneta. Él, de 35 años, se crió en ese pueblo, donde todos lo conocen, y es el dueño de la estación de servicio que regentea con su familia. El flechazo es a primera vista, el repuesto no está disponible en el pueblo y Magdalena debe pasar la noche en la hostería.
“Les ocurre lo que podría pasarle a cualquiera de nosotros cuando el amor irrumpe a contrapelo de cómo nos criaron y enseñaron. Ese desafío de satisfacer nuestras necesidades e intereses, pero teniendo en cuenta las necesidades e intereses del otro. Un amor que nos empuja a desatarnos de nuestras creencias y formas de actuar habituales”, explica Andrea sobre RUTA 506, la primera entrega de un proyecto mucho más ambicioso, el ciclo Pequeñas historias de amor.
-¿Cómo pensas que este ciclo puede pegar en los más jóvenes que en su gran mayoría suelen desconocer la radionovela?
-Apunto más a la gente de mediana edad, que es la que escuchó hablar de este género a sus padres o abuelos. No sé qué van a opinar los más jóvenes. Sí, me parece que a raíz de la pandemia se empezó a escuchar mucho podcast, audiolibros. Se disparó lo auditivo con mucha fuerza, y en eso los jóvenes marcan tendencia.
-¿Qué te gusta de la radionovela?
-Que te permite usar la imaginación y no te da todo servido como pasa con una película en la tele o en el cine, que también me encantan. Al leer usás la imaginación y lo mismo ocurre con la radionovela. Los oyentes le van a poner cara a Magdalena y a Ezequiel, se van a imaginar el pueblo, la estación de servicio, las distintas situaciones. Eso es mágico.
-¿Qué te interesa transmitir con este proyecto?
-Lo hacemos porque queremos traer algo lindo al mundo, revalorizar un género que había pasado al olvido y, al mismo tiempo, transmitir un mensaje de amor a partir de algunos conceptos para meditar extraídos del Pathwork, que es un camino espiritual y de profundo autoconocimiento que emprendimos varios miembros del elenco. RUTA 506 es más que una historia de amor, es una posibilidad de cuestionarnos ciertas actitudes y aproximarnos a nuestro ser más profundo y verdadero.
Una cadena de confianza que sorteó los obstáculos de la pandemia y fue sumando eslabones, como cuando en un determinado momento pensaron en voz alta: Ahora, necesitamos una canción. La canción terminó siendo Quiero ser tu corazón, de Robustiano Figueroa Reyes, quien viviendo en Salta y enterado del proyecto por la cantante profesional de San Isidro Helena Cullen (amiga de Andrea), no dudó en ceder su uso para esta iniciativa.
Por la pandemia y las distancias (Buenos Aires, Alberti, Tandil, Tel Aviv), las pruebas de voces y breves diálogos circularon por WhatsApp y FaceTime, y los ensayos se concretaron por Zoom. Sin embargo, la pandemia cedió, un estudio de grabación del barrio de Palermo se sumó a la movida y explotó de gente y de voces en las cinco fechas de grabación, Nora volvió de Tel Aviv, un sponsor se hizo cargo de las ediciones y todo comenzó a inclinarse hacia un final feliz.
“Creo que con la pandemia afloraron las ganas de ayudarse en momentos difíciles, aún entre personas que no se conocían. Todo fluyó con todos poniendo la mejor voluntad. Hubo y hay mucha alegría, cariño y deseo de hacer cosas lindas, por eso me parece que el resultado no podía ser otro: un proyecto precioso”.