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CONCLUYÓ LA 11° EDICIÓN DE BOCAS ABIERTAS

tres jornadas plenas de sabores, música, clases de secretos develados y encuentros en torno de larguísimas mesas.

Con una multitud de gente, de encuentros en torno a los fuegos y con muchas parejas bailando al compás de la música, concluyó anoche la 11° edición de Bocas Abiertas, el festival gastronómico de la región y uno de los más importantes del país. Del mal tiempo del jueves, que llevó a la suspensión de la fecha, a tres jornadas plenas de fiesta, sobre todo el fin de semana, con un centenar de platos dulces y salados que reflejaron el espíritu de la cocina del Bajo de San Isidro y de otros sitios, sumado a un Mercado de Productores sin pausa, más música en vivo, más 15 clases y demostraciones, y una sensación generalizada: la de una gran experiencia compartida.   

“El trabajo de un gobierno es encontrar y potenciar esos espacios donde la gente se conozca, comprenda, crezca, produzca y genere identidad; es activar cada una de las esquinas, esos sitios donde la gente se ama y ama su lugar. Creo que Bocas Abiertas, que nació chiquito, pero poderoso, cumplió esa meta, la multiplicó por mil y hoy es una de las grandes identidades de San Isidro. Para nosotros, misión cumplida.”

ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro, a cargo de la organización junto con la asociación Gastronómicos Bocas Abiertas.

Así, el Centro Municipal de Exposiciones, ahí nomás del río, fue escenario de incontables sobremesas, de gente de todas las edades yendo de un mostrador a otro entre los más de 30 puestos que tuvieron a los propios chefs haciendo de las suyas: cosas riquísimas, entre carnes asadas, tacos, panchos, pizzas, sushis, hamburguesas y más opciones, para no entrar en detalles de las mil salsas y diversos acompañamientos que cerraron un menú kilométrico que no superó los 3.500 pesos por plato.

“Está buenísima, mucha variedad de comida y me encantó el Mercado de Productores con su propuesta natural y artesanal”, contó Milagros Huanca, de San Isidro, con un amigo y aperitivo en mano.

“Como siempre, un Bocas espectacular y dando de comer rico”, dijo Franco Kalifon, sin dejar de rayar quesos sobre una porción de Slice Pizza, estilo neoyorquino, una de las vedettes de su puesto Kalis. A unos metros, Lans Petersen, el hijo del chef Christian Petersen, se aprestaba para comer un sándwich de albóndigas. “Está todo riquísimo. Sí, obvio, nos quedamos hasta el final –dijo el joven-, queda mucho por probar”.

Una fiesta de sabores con los mejores cocineros y cocineras develando secretos sobre el escenario, como Felicitas Pizarro, Lucho García, Maru Botana, Germán Torres, Valentín Grimaldi, Narda Lepes, Takehiro Ohno y siguen, y con muchos otros que fueron a pasear y comer, como Cabito. “Vengo a visitar amigos, soy como una quinceañera pasando por las mesas ¿Bocas?, el evento del año de la gastronomía, sin duda”.

Espacio para relajarse y bajar un cambio, otro para niños y niñas, mucho almohadón para acostarse y fardos para sentarse, tablones larguísimos para sobremesas larguísimas, puestos de bebidas varias, la César Pavon Orkesta y su música por todo el predio, más de 30 bandas y DJs en dos escenarios, la Copa Alfajor Contest, una escuelita con muchas charlas a salón cubierto y un remate de domingo de fotos de maestros en el arte de hacer foco en platos, Carlos Fadigati, Eduardo Torres y Damián Liviciche, a beneficio del Jardín Maternal Sagrada Familia, del barrio.

“Es un festival con una energía hermosa”, dijo Natalia Byrne, de Rústico Chocolate, uno de los treinta puestos del Mercado de Productores, donde hubo de todo: dulces, aceites, quesos, panes, hongos, mieles, hierbas, tablas, indumentaria, vajillas y mucho más. Todo bien orgánico, sano y de autor.

Entrada la noche, Ale Temporini, al frente de Rogelia, donde reinó el no gluten, estaba a nada de colgar el cartel de sold out. “Ya casi nos quedamos sin materia prima. A full, es la mejor feria gastronómica del país”.

Y como pasó con La Zimbabwe el viernes, y con Diego Frenkel el sábado, la música en vivo cerró la jornada. “Impactante”, así resumió el festival Facundo Vacarezza, trombonista y director de El Gran Capitán, esta orquesta de catorce integrantes que puso los últimos acordes haciendo lo que siente: afrobeat de los setenta basado en la obra de Fela Kuti, temas propios y covers de nuestro rock y folclore versionados con esas sonoridades.

“El sábado me senté un rato con un amigo y su familia, me abstraje de mi rol de organizador y me dije: La verdad, qué buen lugar y momento para comer rico y charlar. Una edición especial, luchamos contra la adversidad del clima y salimos adelante. Estamos felices.”

DIEGO GARCÍA TEDESCO, cara visible de Gastronómicos Bocas Abiertas junto a su colega Nacho Etcheveste, a nada del tradicional Fin de Fiesta, esa ceremonia que reúne al staff del festival, a los cocineros y cocineras, y al público que se queda hasta el final.

Cierre con ollas, claro, con unas 200 porciones de risottos de cebada sin costo y con Narda Lepes al frente de los fuegos.

“Estuve en la primera edición y hoy volví. Es increíble lo que creció y cómo mantiene ese espíritu de la zona, eso de relajado, de amistad, de familiaridad”.

NARDA LEPES.
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