Casi 400 personas de todas las edades se sumaron a la barrileteada en el Museo del Juguete. También hubo talleres gratuitos y para toda la familia en el Museo Pueyrredón y en el Beccar Varela.
Los tres museos de San Isidro celebraron ayer el Día de las Infancias a puro juego y creación, con niños y niñas en movimiento y con no pocos adultos que se sumaron con ganas a las actividades. Los barriletes volaron de lo lindo en el Campo de Deportes N°3, luego de un taller de armado en el Museo del Juguete; en el Pueyrredón todos se animaron a armar piezas inspiradas en las piezas halladas en excavaciones arqueológicas que siguen en curso ahí mismo, y en el Beccar Varela la consigna fue amasar y modelar arcilla vinculada con la arquitectura de la casa.
“Fue un domingo de mucha actividad, de compartir en familia y con amigos, y de jugar, crear y ver con mucha alegría cómo la gente se apropió de los tres museos. Museos vivos, palpables, que se convierten en experiencias que fomentan el derecho de las infancias a jugar y que los niños y niñas seguramente recordarán para siempre”.
ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.
Casi 400 personas llegaron al Museo del Juguete (General Lamadrid 197, Boulgone) para ser parte de Viento a favor, que arrancó a las 13 con niños, niñas y adultos construyendo en largas mesas barriletes sin parar.
“Estamos poniendo nuestros nombres y pensando lindos deseos para escribir. Todos estamos dejando un pedacito nuestro en el barrilete. Ahora, a verlo en el cielo”, dijo Ariel Guiastrennec junto a su hija Odila (6) y su esposa, y en pleno taller que puso todos los materiales sin costo a disposición.
A las 15 y hasta las 17 fue el turno de ponerlos a prueba en el vecino Campo de Deportes N°3, donde se repartieron los barriletes al azar, tocó el que tocó, no necesariamente el propio, y se dieron las últimas instrucciones para que la remontada sea exitosa. Y lo fue.
“Me encanta, una idea diferente, original. Una alegría verlos correr con tantas ganas. Pensamos que no se iba a enganchar pero no para, está feliz”, comentó Virginia Naranjo, de Martínez, sobre su hijo Lorenzo (4) y cerca del portón que da al barrio Santa Rita, abierto ayer de par en par con la meta de seguir integrando el museo con la comunidad.
Así, el cielo de campo de deportes se vistió de cometas intervenidos por sus autores: nombre propios, equipos de fútbol, caritas, personajes infantiles, deseos. “Espectacular, me encantó. Hacía más de 20 años que no remontaba un barrilete, volví a ser niña”, dijo Cynthia Ferbanelli, de San Isidro, con su hijo Pedro (2) en brazos y al trote para que no se le caiga el barrilete.
En el Museo Pueyrredón (Rivera Indarte 48, Acassuso) niños y niñas se prendieron de 15 a 17 a armar e intervenir figuras en papel basadas en piezas halladas en los trabajos arqueológicos que siguen en curso en el museo. Una mesa larga en la Casa de los Chacareros fue un sin parar de chicos cortando, dibujando, pintando, aplicando sellos y dejando su propia marca.
“Divertido, una experiencia hermosa y para toda la familia”, sostuvo Agustina Croce, vecina del museo, al que llegó con sus pequeñas hijas.
“Como los arqueólogos catalogaron algunas piezas por determinadas marcas y registros, acá los chicos están dejando en sus piezas su propia marca para los arqueólogos del futuro. Iniciales de sus nombres o de sus mascotas, su comida favorita y hasta un nene que llegó con la marca que le pone a todos sus skates para dejarla acá en su objeto”.
ROCÍO ALEJANDRO, artista local a cargo del taller del Museo Pueyrredón.
En tanto, a pocas cuadras, en el Museo Beccar Varela (Adrián Beccar Varela 774, San Isidro) los chicos se sumaron de 15 a 17 a La Ciudad Dibujada: taller de arcilla, donde un bollo de arcilla fue el inicio de todo. Momento de amasar con un palo y modelar figuras inspiradas en la arquitectura de la histórica casa. Puertas, ventanas, ladrillos, columnas, faroles o diseños propios, claro.
“Espectacular, retranquilo, un taller distinto que les permite a los chicos trabajar con las manos y, al mismo tiempo, conocer más la historia y el patrimonio del museo. Nos mudamos hace poquito a San Isidro y ya lo estamos disfrutando un montón”, aseguró Carolina Shilton, mientras su hija de siete años daba los últimos retoques a un perro sentado.
+ Además, para redondear un fin de semana a puro festejo, el sábado hubo más talleres en el Museo Pueyrredón, una Recreación Histórica en el Beccar Varela y la posibilidad de dejar nuestras líneas, puntos y huellas en La línea sincera, de Ernesto Ballesteros, en Central de Procesos (Avenida del Libertador 16208, San Isidro). Una experiencia que estará abierta hasta el 30 de septiembre, de lunes a viernes, de 9 a 16, y los sábados, de 11 a 15.