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“SERÁ UNA GRAN FUNCIÓN, PORQUE HITCHCOCK REQUIERE JUGAR Y JUGÁRSELA”

Eliana Liuni: en el Festival de Cine y Música de San Isidro, la destacada artista musicalizará El inquilino

A los cinco años se fascinó con el órgano Fumachine que había en la casa de sus padres, a los siete puso por primera vez el bandoneón de su abuelo sobre las piernas y escucharlo respirar la hizo enamorarse de ese instrumento y de los vientos, a los 15 supo que quería ser saxofonista y convenció a sus padres que su verdadero camino era ése, estudió a lo loca, llegó a las salas más reconocidas del país, es multiinstrumentista, compositora y desde 2007 transita un camino de ida: la musicalización de películas mudas. Justamente a eso vendrá hoy por la noche Eliana Liuni a San Isidro, en el marco del Festival de Cine y Música de San Isidro, organizado por la Secretaría de Cultura y Ciudad de San Isidro, junto con la Fundación Cinemateca Argentina (FCA). Una noche mágica, con acceso gratuito, que la tendrá en el escenario montado en los jardines del Museo Pueyrrredón (Rivera Indarte 48, Acassuso), junto al guitarrista Daniel Campi, para musicalizar El inquilino, de Alfred Hitchcock, nada más y nada menos.

“Me voló la cabeza cuando me convocaron para musicalizar a Hitchcock y ese peliculón de 1927 del que se dice fue su primer gran éxito en el cine mudo. Alegría, emoción y mucho respeto por esa eminencia del arte. Atravesar un film con música es siempre entender cómo trabajaban esos directores y Hitchcock tiene una limpieza técnica arrolladora que demanda un trabajo musical a la altura. Por eso, le propuse sentarnos a tomar un café y le dije: Alfredo, voy a meter las patas en tu historia, charlemos”.

ELIANA LIUNI, multiinstrumentista a cargo de musicalizar la tercera noche del Festival de Cine y Música.

Eliana sonríe cuando habla sobre ese encuentro imaginario y asegura que, como en todas sus presentaciones, lo que se escuchará no tendrá atmósferas sonoras que remitirán a algo parecido. Inquieta y desafiante, prefiere transitar terrenos poco o nada habitados. Esa noche, lejos de la senda obvia, se alejará de colores más jazzísticos vinculadas con los principios del 1900 y se inclinará hacia tintes más contemporáneos y rockeros.

“A Dani Campi, que me acompañará este viernes, un compositor y guitarrista bastante clásico, de guitarra de siete cuerdas, pero también de música argentina, folclore, jazz, ya le dije que desempolve la guitarra eléctrica porque desde ahí, con mucho rock, compromiso y respeto por la obra de Hitchcock, vamos a disipar la niebla londinense que andará por San Isidro. Mucho rock y sonoridad procesada en vivo que, conociéndome, dará que hablar”. Una niebla londinense en la que se amparará un asesino nocturno para atacar a sus preferidas, las rubias. Pero esa es otra historia que se verá en la pantalla.

Como instrumentista, Eliana se presentó en el Teatro Argentino de La Plata, Gran Rex, Teatro Ópera, en el San Martín, en el Cervantes, CCK, La Usina del Arte, solo le falta llegar a tres provincias argentinas y dio shows en Uruguay, Chile y Brasil. Un recorrido que incluyó roles como compositora y diseñadora de sonido. Se especializó en vientos, saxo soprano, clarinete, clarón, flauta dulce, armónica y otros instrumentos, pero es mucho más que eso.

“No es una cuestión deportiva el decir toco tantos instrumentos. Soy una enamorada de los sonidos. Pienso la música como un hecho arquitectónico, donde fluyen y confluyen un montón de instrumentos y corrientes, y por eso voy por la vida con la oreja parada. Estoy en el supermercado y el sonido de una tapa sobre una cacerola me puede resultar fascinante y ese sonido procesado puede, en algún momento, pasar a ser parte del set”.

ELIANA LIUNI.

-¿Cómo es tu proceso de creación de musicalización de una película muda?

-Necesito saber qué pasaba cuando esa obra fue creada, cuáles fueron las motivaciones del director, quiénes actúan, cuál sería el vínculo o continuación de esa historia en el presente. Es un trabajo de investigación y de campo muy exhaustivo. Acompañar El inquilino es un gran compromiso por la tremenda elegancia y limpieza técnica de la película, la trama, la fotografía y los enlaces de cuadro por cuadro que requieren de mucha música. Un film de una hora y media es un montón de música y hay que poner el cuerpo ahí, estar presente.

¿Su método?, ve la película mil veces, le quita el sonido de base, toma notas y, a la par, hace el trabajo de investigación. Luego, con alma y oídos abiertos, empieza a sentir qué sonoridades podrían dialogar con esos personajes y cuadros. Luego, el proceso de composición, definir la instrumentación y empezar a bosquejar cuestiones melódicas y armónicas.

-¿Crear atmósferas musicales y sonoras para acompañar un film mudo es mucho más que el chan, chan, chan increscendo de una escena de terror?

Las onomatopeyas sonoras marcaron un tiempo y están muy trilladas en el acompañamiento de películas en vivo. Yo parto de una pregunta: ¿qué tiene de moderno hacer eso hoy? Estamos acompañando una película que sucedió hace 100 años, el avance tecnológico fue enorme, las películas son maravillosas pero fueron restauradas, sabemos mucho de esas películas en el presente y también sabemos mucho del sonido en el presente. La gente se fascina cuando es parte de una función de cine y música en vivo, pero siento que es algo que también es parte de otro tiempo y nuestro trabajo desde la música es seguir generando preguntas de porque estaríamos haciendo eso mismo cien años después. Para mí, nosotros debemos ser músicos actuando, bailando, haciendo hablar y traduciendo todo lo que está pasando en pantalla. A veces la gente me dice: bailabas con Chaplin. Y sí, pero no hay nada preestablecido, no hay una coreo, simplemente uno acompaña desde el cuerpo, pone el cuerpo a disposición de un hecho artístico único. Por supuesto, hay un montón de reafirmaciones sonoras, si Chaplin se cae o hay un asesino dando vueltas debemos acompañar esa sensación, pero saliendo de los lugares comunes. De ese modo, el hecho artístico se hace mucho más interesante.

De repente, sale de Hitchcock, pero vuelve irremediablemente al director de Psicosis, su obsesión de las últimas semanas. “Él no nos necesita, nosotros simplemente vamos a hacer de esa noche un hecho artístico inolvidable porque está sucediendo en vivo y porque toda esta música nació solo para esa función del viernes. Eso hace que la comunión que se produce entre público y artista, artista y público en ese tipo de espectáculos sea tan intensa y genuina. Creo que la permeabilidad para que la música aparezca desde un lugar nuevo y actual tiene que ver con dejar el pasado tranquilo, sabiendo que cumplió su ciclo. Estudiamos el pasado, lo revisamos, lo tomamos, pero con el compromiso, como compositora e intérprete, de musicalizar una obra de casi cien años desde el presente. Toda esa gente que se sentará en el Pueyrredón a vernos, a Hitchcock y a nosotros, requiere y merece ser parte de un hecho artístico musical que está latiendo en vivo, en ese preciso momento. Yo me tengo que plantar no desde el lugar donde la historia pese, sino desde el lugar donde el presente hable”.

Eliana comenzó a musicalizar películas mudas en 2007 y no paró. Se inició en Mudos por el Celuloide, el trío de piano, violín y vientos de Marcelo Katz, que completaba Demián Luaces y en una década hizo historia y marcó caminos en esta disciplina. Hoy piensa y late a través de sonidos. Todos. Va del saxo soprano al clarinete, la armónica, el piano toy y sintetizadores a pads electrónicos. Todo sonará en El inquilino, además de la guitarra eléctrica, la guitarra de nylon, los procesos electrónicos, la percusión y la voz de Campi.

“Pensar en sintetizadores o en sonidos procesados en vivo son parte de mi lenguaje hasta para tocar una zamba. Es una búsqueda en la que vengo desde hace diez años. Cambió la forma de escuchar música, de atravesar y vivenciar el hecho artístico y cambió la forma también en la que se estudian los instrumentos. Creo que debemos pensar las diferentes formas del sonido como una herramienta que nos habla, atraviesa, mueve, conmueve y nos lleva de viaje. Siempre me pongo primero como espectadora y me encanta que me lleven de viaje”, dice esta apasionada por la plástica, la fotografía, la arquitectura, el cine y el teatro, disciplina en la que hizo el diseño de sonido en obras de Mauricio Kartun.

-¿Qué surgió al momento de componer para acompañar El inquilino?

-Se dice que Hitchcock llegaba al set con la película tan acabada que no había posibilidad de error técnico. Iba sabiendo lo que debía hacer y eso sucedía, y nosotros también tenemos que llegar a la función del viernes de igual manera, sin dudas; claro que los errores pueden aparecer en vivo y son maravillosos e interesantes. El inquilino me llevó mucho tiempo de pensarla antes de poner cualquier nota sobre el pentagrama. Tendrá sonidos maravillosos, saxos, clarinetes, piano toy, sintetizadores de teclados y baterías, drums, platos, bombos, todo microfoneado. Será una gran función porque Hitchcock requiere jugar y jugársela, una noche muy movilizante para nosotros, porque hay mucho trabajo hecho. Este film lo veo y pienso infinitas veces en el día, al final de una clase, por ejemplo, se me ocurre cambiar algo y me digo: en esta parte tiene que sonar el clarinete, en esta otra tengo que tocar tal perilla. Todo requiere de una coreografía perfecta, pero cada tanto Dani y yo nos tomaremos algunas libertades para apropiarnos de ese leitmotiv, de esas ideas y de las almas de esos personajes para improvisar en vivo. Hay mucha música escrita, habrá algunos condimentos sorpresa y momentos de más libertad que nos permitirán tomar la energía que tendrá el museo Pueyrredón en ese instante, en esa noche, con esa luna y con esa gente.

-¿Qué opinas del festival?

-Creo que estuve en once ediciones, con cuarteto, trio, dúo, como compositora y como intérprete. Es un festivalazo, descomunal, lo amo y siempre agradezco la convocatoria. El municipio de San Isidro y el área de Cultura ponen la vara muy alta con los proyectos que acompañan, ofrecen y sostienen en el tiempo. Además, las noches suelen ser increíbles, las pantallas tienen una nitidez maravillosa, la calidad de sonido y la producción son excelentes. Son cuatro noches con propuestas distintas, artistas inquietos, plurales, comprometidos. Si no me toca estar en el escenario, muchas veces he sido parte de las funciones como espectadora. Eso también tiene que suceder, no alcanza con subir al escenario, hay que estar abajo, aplaudir y acompañar. Ojalá muchos otros gobiernos puedan detenerse a mirar cómo trabaja San Isidro y llevar estas propuestas a sus provincias. 

+ El Festival de Cine y Música de San Isidro, con el apoyo de Seguros SURA, cierra mañana con los cortos de Chaplin, Carlitos bombero, Carlitos presidiario y Carlitos a la una de la madrugada, y con música de Miau Trío / VER LA PROGRAMACIÓN AQUÍ.

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