Hans Petersen: el artista de Martínez abrió Departamento 112, una galería que desafía, interpela e invita al intercambio de ideas.
Inaugurar una galería de arte con una sala totalmente blanca, recién pintada, sin obra a la vista y con varios interrogantes por indagar ¿Qué sería una obra de arte? ¿La sala vacía no sería obra? Esa es la apuesta de Departamento 112, que este sábado abrió sus puertas con Soy artista, pero no practico una obra en colaboración con el artista Juan Müller. Una muestra desafiante y en una zona de agitado movimiento comercial, salpicada de parrillas, pizzerías y talleres mecánicos, que hoy asoma tímidamente en la Avenida Fleming 1543, Martínez, detrás de dos amplias vidrieras que casi no dan pistas de lo mucho que allí ocurre. Dos vidrieras y dos ambientes pequeños, sala y trastienda.
¿Cómo se debe inaugurar una galería?, dispara Hans Petersen, artista visual y principal impulsor de este proyecto que comenzó en noviembre de 2021, a siete cuadras de la galería.
“Todo empezó en mi departamento, el 112, donde vivo, tengo mi taller y en el que decidí, porque el espacio me quedaba grande, hacer una muestra con todo el que quisiera exponer. Después de esa primera experiencia quedé muy manija y el año pasado hice cuatro eventos más, el último en un salón muy grande que conseguí en la Avenida 9 de Julio. Todas muestras grupales convocadas por Instagram (@departamento.112), de un día de duración y con un vino de por medio.”
HANS PETERSEN, artista visual.
Una galería que es mucho más que eso. También es productora audiovisual y sitio Web (www.departamento112.com) con portfolios y servicio de registro de obra, por ahora, de los once artistas que vienen acompañando el proyecto. “Vamos armando los proyectos individuales de cada artista a partir de vínculos que van creciendo en base al diálogo. Artistas de entre 20 y 38 años, y de distintas disciplinas, El Keni, muralista, Guada y Maxi, artistas tridimensionales, Galo, Benito y Sofi, que pintan con distintas herramientas y soportes, Maggie, ilustradora y artista plástica, al igual que Rosita chicle, Mia, que investiga basura y sonoridad, Vere que trabaja la fotografía, y otros cinco artistas de los que pronto hablaremos. A ninguno le gusta catalogarse o clasificarse, en eso son iguales. Es un arte emergente, pero no emergente definido por la edad”.
Un proyecto que fue creciendo con el empuje colectivo y cuya última convocatoria tuvo respuesta de 45 creadores. Por eso, como el trabajo se le hizo muy intenso, Hans recurrió a tres artistas para que colaboren con él en la selección de la obra.
“¿Qué es ser artista, qué te hace artista, cuándo uno se hace artista, cuando se deja de serlo? Practicar es la repetición de cierta acción para mejorar una habilidad, pero ¿cuantas horas de práctica? ¿seis horas por día, por meses, por años?… No busco dar una respuesta ni connotar mi subjetividad, quiero que se brinde el espacio para la duda y conversación”.
HANS PETERSEN, artista visual.
Hans disfruta con la incertidumbre y el poner en tela de juicio. Pero también es un apasionado por el diálogo, aunque los signos de pregunta queden abiertos. Por eso, la idea desafiante de inaugurar la galería con una sala vacía o, según dice, llena de ideas, proyectos, interrogantes, investigaciones.
Una galería que arrancó, a su criterio, en junio, en Mercado de Arte Contemporáneo de Córdoba (MAC), con el que se contactaron en enero pasado. Fueron aceptados y viajaron con obra de El Keni (Martín Agazzi), Mierda (Galo), Mia (Mia Fitte) y también suya. Todas, de algún modo, en torno de lo urbano, del arte y la ciudad, en concordancia con la propuesta curatorial del evento.

“Las muestras grupales anteriores fueron el nacimiento de una gran red que involucró a cerca de 90 artistas, incluidos músicos. Encuentros en los que expuso mucha gente, pero creo que el MAC marcó el inicio de la galería de un modo más profesional”, asegura. Pero no solo fueron aceptados, también vendieron obra de El Keni, potente muralista nacido en Moreno (1984) que además hace series de figuras en yeso sobre gente durmiendo en la calle, y la suya, la pintura Guaso.
“Mi abuela me regaló ese óleo y yo lo intervine en dos minutos, poniéndole encima pintura en aerosol. Así, de una, lo colgué en el espacio que nos dieron en MAC”, cuenta entusiasmado, tanto como cuando habla del diálogo que la galería puede entablar con nuevos artistas y con el propio barrio.
“Es una zona divertida, pasan muchos autos, a menos de una cuadra está el Poli [Escuela Polivalente de Arte], que me parece súper interesante. Los alumnos pasan por la puerta, pero todavía no tienen ni idea de lo que está pasando acá adentro. A priori, me parece interesante que la galería esté medio así, como escondida y sin un cartel grande en la puerta. El otro día vino una galerista de San Isidro y se produjo un intercambio muy copado. Todo es una construcción”, dice con la mirada en la vereda de ese barrio que conoce desde siempre, porque se crio en la casa que está al fondo de Departamento 112, que también es propiedad de su familia y que durante un buen tiempo fue un garaje sin uso.
“En algún momento pensé en alquilar un local en San Telmo, pero finalmente me largué, restauramos el local y acá estamos”, cuenta Hans, que hizo talleres de arte con Roberta Di Paolo y Renata Molinari, realiza una clínica con el destacado artista visual Ernesto Ballesteros y está convencido de que la galería debía abrir con una sala sin obra.
“Siempre tuve muchas dudas sobre quién o quiénes debían inaugurar la galería, si debía hacerlo el artista más consagrado de la galería, pero de haber sido así creo que no se hubiera podido abrir el diálogo que nosotros queremos llevar adelante. La sala está vacía, es cierto, pero también está llena de conceptos, proyectos y diálogos infinitos por venir. Es una muestra que habla de un proyecto al que se le puso mucha cabeza. Un diálogo que se centra en se es o se hace, en el ser o en el hacer. Algo muy subjetivo. Yo no tengo la posta”.

“Quiero que cada cosa que hagamos genere muchas preguntas. Es un diálogo que no todos comprendemos y que no todos queremos comprender ¿qué sería obra, que haya algo material exhibido?, ¿la sala vacía no sería una obra?, ¿qué significa ser una galería de arte? Con esta muestra quiero que hasta venga alguien y me putee porque no hay nada en la sala. Creo que esta primera muestra va a generar una narrativa por continuar y profundizar a partir del diálogo colectivo”.
HANS PETERSEN, artista que lleva adelante esta iniciativa con la colaboración de Juan Müller.
Para la apertura de la muestra debut de Departamento 112 se subieron diez flyers de difusión con estéticas distintas y sin ningún orden correlativo para jugar con el sentido de este tipo de piezas de difusión en la sociedad y en el mundo del arte. No hubo invitaciones personales y fueron bienvenidos todos los que quisieron acercarse. Un modo de ser y estar que durante esta semana incluirá música sonando, oídos bien abiertos y obra en trastienda certificada por la galería y también por quien quiera dejar su firma (hay muchos renglones disponibles) en un modo abierto, tal vez, de desacralizar la acreditación de las obras de arte.
Hans tiene 24 años, empezó con la pintura hace cuatro y se convirtió en un artista de mil caras. Se volcó también a lo audiovisual, la fotografía, el arte digital. Inclasificable. Dice que hoy su tiempo se reparte en la galería y la página Web, en pensar la editorial que quiera anexar al trabajo de Departamento 112 para seguir promocionando artistas, en los portfolios de videos y fotos que le piden distintos creadores, en su rol de CM de un importante local gastronómico en el Bajo de San Isidro y también, claro, en producir su próxima obra.
“Pienso comprar un lienzo blanco que viene envuelto en plástico y envolverlo, a su vez, en papel burbuja. Para mí, eso ya tiene la connotación suficiente como para entrar en el sistema del arte”, desafía quien por estos días también está pensando en el bidón con una pluma de ave pegada en uno de los lados que formó parte de una obra más grande que representó a la galería en Córdoba y que luego él enmarcó en un cubo de vidrio.
“¿Cuánto vale ese bidón?, ¿vale como basura o vale como obra de arte? ¿10, 100 dólares, 1000 dólares?, ¿cuánto cotiza la investigación que hizo la artista para producir esa obra? En Córdoba ese bidón generó un montón de preguntas en la gente. Hubo personas que nos dijeron: Lo entiendo, cuando se referían al concepto de la basura, pero me produce cierto rechazo. No lo colgaría en mi living. Perfecto, te genero algo emocional y algo racional, ¿qué más podemos pretender?”