Se inauguró la muestra Celebramos Prilidiano, UNA EXHIBICIÓN DE OBRAS RELEVANTES EN LA QUE FUERA SU CASA DE SAN ISIDRO, que permanecerá abierta hasta el 3 de diciembre. en el Museo Pueyrredón, Gratis.
El Museo Pueyrredón inauguró ayer al mediodía la muestra Celebramos Prilidiano, a 200 años del nacimiento del destacado pintor Prilidiano Pueyrredón (1823-1870), un recorrido por un importante conjunto de obras, muchas de las cuales son exhibidas por primera vez al público en general, que también ofrece facetas personales del artista y pone en foco una hipótesis interesante y poco visitada: el uso que Prilidiano hizo de la fotografía, una disciplina nueva y emergente del siglo XIX, como herramienta para sus propias obras.

“Hemos dejado bases muy sólidas en el área de Cultura para que el próximo ciclo pueda profundizar y desarrollar nuevas acciones. Los años venideros serán muy fructíferos en este sentido con este museo y el Museo Beccar Varela recuperado y un sinfín de actividades que atraviesan el territorio municipal de punta a punta.”
GUSTAVO POSSE, intendente de San Isidro, durante el acto de apertura de la muestra, que cuenta con el apoyo del grupo asegurador La Segunda.


“Arrancamos y cerramos este ciclo con muestras de Prilidiano, pero hoy es un Prilidiano del que San Isidro, que él tan bien supo pintar y contar, se apropió decididamente. Una muestra que nos llevó a bucear más en Prilidiano y descubrir que era una persona con muchísimo humor, muy activo y un poco mujeriego, pero sobre todo era un notable artista de su tiempo que pintaba con una herramienta que se volvió absolutamente imprescindible, la fotografía. Una hipótesis fascinante, basada en una minuciosa investigación a cargo de los mejores especialistas del país, sobre un hombre definitivamente moderno por su forma de estar en el mundo.”
ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.
Una muestra con un espíritu de montaje celebratorio, precedida por una minuciosa investigación iconográfica y con una treintena de obras, incluidos los catorce retratos de la colección del museo. Pinturas que reflejan los géneros habituales del pintor: paisajes, retratos, escenas de costumbre, desnudos y caricaturas.

“Prilidiano fue el primer gran pintor moderno de la Argentina, heredero de Pellegrini y García del Molino retratando a la sociedad del momento, que tuvo una ventaja sobre estos dos maestros: la fotografía. Prilidiano interpreta esas fotos y en sus retratos, y también en sus paisajes, les da una faceta psicológica a sus personajes, les da vida, es la mano del gran artista. Sin duda, no fue el único pintor que usó ese recurso, la fotografía, todos los hicieron, pero él lo hizo con enorme maestría.”
PATRICIO LÓPEZ MÉNDEZ, a cargo del diseño de montaje de la muestra y curador de la misma junto a Jaureguiberry y Cecilia Lebrero, responsable de la colección del museo.
Una muestra que en tres salas temporarias y también en otras salas permite ver obras de colecciones privadas que nunca o muy pocas veces se exhibieron al público en general, como también importantes trabajos de colecciones públicas: el retrato de su padre, Juan Martín de Pueyrredón (Facultad de Derecho de la UBA), el retrato de Rivadavia (Jockey Club), el autorretrato (Museo Mitre), el retrato de Juan Chassaing (Museo Udaondo), El alto de San Isidro y Apartando en el corral (ambos del Museo Fortabat), el retrato de Enrique F. Lezica Thompson y el de Antonia Pereyra Arguibel de Iraola, entre otros del Museo Pueyrredón.




Obras que estuvieron bajo la óptica de reconocidos especialistas, los mismos que firman el catálogo que trasciende la muestra, cada cual desde su disciplina y en relación con Prilidiano: Carlos Vertanessian (fotografía), Gabriel Romero (arquitectura), Laura Malosetti Costa (los desnudos), Roberto Amigo (apuntes sobre tres retratos), María Paula Zingoni (los paisajes) y Patricio López Méndez (retratos de familia).
La muestra inicia con su cita Soy Pedro Pablo Pueyrredón, un pobre pintor que pinta por unos pocos pesos, junto a su autorretrato (1863), parado en la campiña, sombrero, arma de fuego al pecho y perro a los pies. Es la introducción al mundo Prilidiano y en la casa que habitó. Siguen sus retratos de la burguesía, paisajes, tareas rurales, caricaturas que hablan de su humor fino e irónico, incluso sobre su propia persona, las fuentes fotográficas originales sobre las que trabajó, su paleta, sus cartas. También, obras inconclusas (o muy probablemente inconclusas) en una sala que por su nombre, Amores contrariados, en alusión a dos señoras que lo rechazaron, lo explica todo. No faltan los desnudos, como El baño, una de las obras estrella, prestada por el Museo Nacional de Bellas Artes.
“Los desnudos fueron obras hechas para consumo privado, no para mostrar. Se conocieron mucho después, en vida le hicieron fama de libertino y se volvieron, paradójicamente, en los desnudos más famosos. Una iniciativa fantástica que permitió restaurar grandes obras y ver otras que nunca se habían visto”.
LAURA MALOSETTI COSTA, investigadora y ensayista.


“Extraordinaria y bastante inédita, me encantó la idea de la renovación y actualización de Prilidiano, y fundamental el catálogo y la película [realizada por Guillermo Srodek-Hart] como documento de esta nueva mirada sobre el artista.”
ADRIANA ROSENBERG, presidente de Fundación Proa.
Para completar la diversidad de miradas, arte contemporáneo que reinterpreta la obra del pintor. En la galería, la instalación móvil, colorida y espejada de Fausto Amadeo, y en el patio del aljibe, los coloridos fotomontajes de retratos firmados por Prilidiano bajo la mirada de Tam Muro: del general José Garibaldi pochoclero en el cine de Rafaela y Manuelita Rosas en la estación de subte Pueyrredón a Miguel de Azcuénaga en la barra del Café Tortoni, entre otros. También, algunos de los gestos arquitectónicos de Prilidiano en la histórica casa aparecen identificados simplemente con su firma, realizada por la artista plástica Rocío Alejandro.

“Prilidiano ocupa un lugar muy importante no solo porque es un tema central del museo, sino porque tuvo que ver con un largo camino recorrido. Desde el Programa Educativo Buscando a Prilidiano, por ejemplo, lo imaginamos en comunidad debajo de las mesas de las cocineras escuchando cuentos o perdido en el jardín. Siempre nos acompañó y lo fuimos conociendo cada vez más en sus diversas facetas, como pintor, claro, pero también como arquitecto, urbanista, paisajista, ingeniero, y como el hombre moderno que fue”.
CECILIA LEBRERO, responsable de la colección del Museo Pueyrredón.