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LA ELEGIDA CONMOVIÓ AL PÚBLICO DE PLATEA ABIERTA EN SAN ISIDRO

la OBRA CUENTA LA historia de una niña-adolescente que sufre el peso de ser la predestinada y tuvo a una notable Laura Nevole en escena.

El amor, el deseo, los mandatos, las diferencias generacionales, la religión, los trastornos alimenticios. Todo eso aborda La elegida, en torno a una pregunta: ¿qué pasa cuando una niña-adolescente es la señalada para ser la mejor? Una obra basada en la biografía de la actriz Laura Nevole, aunque pasada por el tamiz de la ficción, que anoche, con ella en escena, llegó al Centro Cultural San Isidro (Avda. Del Libertador 16.138, de esta ciudad) en el marco del ciclo gratuito Platea Abierta en San Isidro.

“Una obra seleccionada por importantes festivales que antes de su reestreno en la Ciudad de Buenos Aires tuvimos el lujo no solo de verla en San Isidro, sino también de charlar con el elenco post función, una marca distintiva de este ciclo que entre sus principales metas tiene la formación de nuevos públicos.”

ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.

Esta soy yo. Laura repite la frase mientras un proyector pasa fotos de momentos clave de su infancia, marcada por la religión católica. Desfilan rostros de familiares, algunos con las caras tapadas a propósito. Fotos de un seminarista, de la primera comunión. Laura habla de la fiesta por el Día de Reyes, a sus ocho años, cuando una monja le dijo: Tomá, sos la elegida de Dios, por ser la más linda, y le entregó una bolsa de caramelos.

Yo soy Dios, tú eres la niña. Y empezó a decirme como sería mi vida, y anoté todo mi destino en este diario, dice Laura sobre su primera charla con Dios. Abre y exhibe el cuaderno al público desde un escenario que solo tiene, en ambos extremos, dos mesitas repletas de muñequitos, cartas y libros que signaron aquellos tiempos, hasta sus 19 años, cuando, de algún modo, optó por dejar de ser la elegida.

Acá, mis compañeras de grado y yo, la más iluminada… Acá no tan iluminada. Más bien, agotada. Agotada de tanto sonreír, sonreír para las fotos, sonreír para agradecer los regalos, sonreírle a mi papá, recuerda Nevole, junto a Pablo Viotti, a cargo de la música (guitarra, teclados y bombo), que cumple un rol central en la dramaturgia.

Laura, en gran actuación, se pone, por momentos, en la piel de distintos personajes, y pone el cuerpo: baila, canta, ríe, grita, corre. Corre para huir y salvarse. Huir del estigma de la que todo lo hace bien en una vida entregada a Dios; una vida muy joven que se resquebraja y desmorona.

“Empezamos pensándolo para lo audiovisual, pero se fue convirtiendo en teatral en la medida en que yo iba acercando documentos. Eso nos fue entusiasmando sobre la materialidad de lo teatral. Si bien nos basamos en documentos y en un relato biográfico, el gran trabajo fue dejar miles de cosas afuera, reordenar, soltar, elegir. Fue una dramaturgia hecha en escena.”

LAURA NEVOLE, durante la charla post-función con el público.

Una obra que nació en un asado donde Laura y sus compañeros festejaban haberse recibido en la EMAD. “Ella nos cuenta que había sido catequista y del corte con ese pasado, parecía una ruptura amorosa. Le dije: tengo la sensación de que acá hay una obra”, recordó Paula Fanelli, directora y autora de La elegida, junto con la propia Nevole. Y tuvo razón, después de dos intensos años de trabajar sobre ese material biográfico tan sensible, la pieza se estrenó en 2018, no paró de ser seleccionada para distintos festivales y va por su reestreno en septiembre, en el porteño teatro Nün.

Una mirada, si se quiere, amorosa y humorosa del drama. “De todo el mal, todo el bien. Cómo recomponer desde la ficción y recuperar la experiencia tal como fue, lejos de una visión moral o actual. Pasaron muchos años. Si bien el yo es una ficción, se trata del trabajo más complejo que me tocó como actriz, por el grado de exposición”, aseguró Laura, también psicóloga.

“Me conmovió, una actuación fantástica y la charla, ni hablar”, coincidieron Imanol Silva y Ayelén Díaz; él de Olivos y ella de San Isidro. “El teatro te ayuda a entender muchas cosas de tu propia vida. Fui de la risa al llanto”, se sinceró Luis Rodríguez. “Una historia sobre cómo te puede condicionar la familia, la iglesia, la escuela, el entorno. Increíble cómo abordó la actriz una temática tan personal con tanta profundidad. Un ejemplo de resiliencia”, comentó la profesora de teatro María Cristina Soldati, llegada del vecino partido de San Martín, aún conmovida y al pie del escenario.

+ El ciclo propone una obra por mes, tiene la dirección artística de la dramaturga y directora Silvia Gómez Giusto, y las charlas son moderadas por la dramaturga y gestora cultural Aliana Álvarez Pacheco.
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