La obra fue parte del ciclo gratis El Bardo en las plazas, que cerrará el sábado próximo en Villa Adelina
Los jardines del Museo Pueyrredón fueron ayer escenario de “Sueño de una noche de verano”, una versión libre de W. Shakespeare que cautivó a un público de todas las edades
El Museo Pueyrredón recibió ayer por la tarde a “Sueño de una noche de verano”, una versión libre del clásico de Shakespeare que tuvo al elenco y al público yendo de un lado al otro del parque. Un amplio espacio verde de cara a la barranca, que resultó ideal para esta puesta itinerante, dirigida a la familia y en el marco del ciclo gratuito El Bardo en las plazas.
“Desde el 22 de enero, el ciclo recorre las plazas y ahora llegó al Pueyrredón con este clásico adaptado que nos acerca a Shakespeare y sus temas universales y siempre vigentes de un modo contemporáneo, ameno y accesible a todas las edades”.
ELEONORA JAUREGUIBERRY, subsecretaria general de Cultura de San Isidro, sobre la obra y este festival que significó el reencuentro de los vecinos con el arte en el espacio público.

El laberinto, diseñado por el pintor Prilidiano Pueyrredón, fue el punto de partida con los actores interactuando entre las plantas de boj y debajo de las añosas magnolias. Una historia de amores no correspondidos, desencuentros y embrujos para recuperarlos, muchos cuerpos en movimiento, corriendo y danzando, típicos del llamado teatro físico, música y una escenografía limitada al paisaje, añoso, imponente y digno de ser recorrido.
“Es volver a lo que siempre fue el teatro, un momento de encuentro, y nada mejor que hacerlo con esta obra, por su poética y su humor”.
YAMIL OSTROVSKY, director de la obra.

A su lado, poco antes de ponerse en la piel de Óberon y Píramo, Esteban Fiocca habló de una doble emoción. “Por volver a actuar en público y por hacerlo en este museo maravilloso en el que se respira historia”.
Solange Barranco, con sus sobrinas de 9 y 4 años, destacó que el espectáculo sea al aire libre y gratuito. “Es una gran oportunidad de inculcarles el hábito del teatro. Algo investigué, vamos a ver si les gusta y, además, quería que conozcan el museo”, dijo la joven pegada al laberinto, cuando empezaba a escucharse la música de Félix Mendelssohn, inspirada en la obra de El Bardo, como también se conoce a Shakespeare.

La segunda escala fue detrás de la Casa de los Chacareros, eje productivo de la antigua chacra, donde los conflictos amorosos terminaron de arreglarse y, como corresponde, sonó “Marcha nupcial”. Desde allí, público y actores se reunieron, respetando las distancias, en el amplio espacio verde lindero a la Bajada de las lavanderas, el mismo que en el siglo XIX, en tiempos de Juan Martín de Pueyrredón, usaban las criadas para llegar al río.
Momento, cuando el parque de Rivera Indarte 48, Acassuso, empezaba a ensombrecerse, de más poesía, humor y danza, de Fiocca, Mauricio González, Ildemaro Guarata, Mariana Maciel, Pedro Ontiveros, Antonella Pais y Natalie Urdaneta jugando con las linternas y la atmosfera, y del cierre de una obra que tuvo la virtud de sacar sonrisas y aplausos a una platea de todas las edades.

“Nos encantó todo, la música, el teatro físico y el museo, que no conocíamos y es hermoso”, aseguró Carolina Refusta, llegada desde la Ciudad de Buenos Aires con hijas, mamá, suegra, tío y cuñada.
“Estoy feliz porque es la primera vez que veo teatro después de la cuarentena, y también porque vi en escena a mi amigo Ildemaro, ¿El museo?, bellísimo, los felicito”, dijo Alejandra Gutiérrez (29), que también viajó desde la Ciudad de Buenos Aires. “Imagínate, hice esta misma obra con mi amigo en Venezuela y verla aquí…”, siguió la joven con inocultable emoción y acento caribeño.
+ El ciclo El Bardo en las plazas cerrará el sábado 20 de marzo, a las 20, con Gotam y un concierto didáctico de las orquestas milongueras Dramática Tango y Los Herederos del compás. En la Plaza Belgrano, Céspedes y Deán Funes, Villa Adelina, y en el marco del centenario del nacimiento de Astor Piazzolla.