Tini Barceló y su relación con una pasión que no tiene fin, en el Día Internacional de la Danza.
Apasionada por el arte, pero sobre todo por la danza, Tini Barceló jamás pensó que aquella primera clase de hip hop con solo siete alumnos iba a ser el germen, dieciocho año después, de lo que hoy es Decilo, una escuela especializada en artes escénicas donde confluyen la danza, la danza-teatro, el circo, el canto, el rap. Una experiencia, como ella la llama, que en 2016 dio otro gran salto: se convirtió en productora de eventos y shows artísticos originales que llegan a ámbitos públicos y privados, y que tuvo como principales protagonistas a muchos de esos primeros alumnos, por entonces adolescentes y hoy devenidos en artistas profesionales.
“En ese momento no sabíamos ni teníamos noción en qué esa primera clase, que llamé clase de hip hop con Tini Barceló, se iba a convertir en lo que hoy es Decilo. Todo empezó por mi deseo genuino de bailar y transmitir la pasión por la danza a otras personas, sumado a mi fuerte vocación por la docencia”, comenta Tini (39), que se lanzó a esta aventura con César Silveyra, ambos de San Isidro.
Él, con su experiencia como psicólogo y en danza terapia, rapero y orador; ella, licenciada en Comunicación Social y con mucho estudio encima vinculado con la danza y la coreografía. Así, con todas esas herramientas puestas en una misma caja, fue creciendo Decilo (@decilook y www.decilo.com.ar), que de esos primeros siete alumnos pasó a tener 50, 100, 200, 300 estudiantes de distintas edades, desde los cuatro años hasta algunos que ya superaron los 60.
Pero Tini prefiere no hablar de clases. Habla, a esta altura, de un método diseñado en la propia escuela, donde la creatividad tiene rienda suelta. Un método de formación de artistas y maestros basado en los conocimientos adquiridos en todos estos años por el equipo de Decilo, que tiene grabado a fuego un ADN: no juzgar a nadie y que la técnica que se enseña es para que eso que tenemos guardado quien sabe dónde, se exprese y se suelte.
“Siempre decimos que cuando una persona llega al ensayo de un evento profesional o a una clase de formato más amateur algo les tiene que ocurrir. Hablo de una energía transformadora que tiene como patrón principal el arte y que alcanza tanto a los alumnos y los artistas profesionales, como a los docentes y el público.”
TINI BARCELÓ, quien en 2007 repartía panfletos por San Isidro para esa primera clase que se concretó en el Bajo de esa ciudad sin más pretensiones que la de bailar y hacer bailar.
Una escuela que pregunta ¿Cómo son tus sonidos? ¿Cómo es tu movimiento? y responde: Decilo, y fijate qué te pasa. Así, invitando al hacer, no solo no paró de crecer en número de alumnos, sino también en territorio, con presencia en distintos momentos de su historia en Tigre, Recoleta, Pilar y en su actual sede de Madame Curie 1955, esquina José Ingenieros, Beccar. Además, de la mano de su compañía de artistas profesionales, giras por todo el interior de la provincia de Buenos Aires y CABA, y presencia en eventos de la Secretaría de Cultura y Ciudad local, como Humor en Verano en San Isidro y, el que está por venir, la Romería de Beccar, que el sábado 3 de junio los tendrá en una intervención urbana al compás de la danza.
-¿A qué se debe este crecimiento tan exponencial?
-Se fue dando solo, creo que el no tener expectativas en el inicio fue un factor importante para el crecimiento posterior, sobre todo en los primeros diez años. Además, por ese entonces, no había propuestas así en San Isidro. Nosotros aplicamos conceptos que trabajamos todo el año, que van más allá de la coreografía y las formas, y que se resumen en estas palabras: sembrar, soltar, despertar, celebrar. Nuestros shows originales con danzas, poesías y canciones representan esos conceptos. Pero hay otra clave: muchas de nuestras propuestas artísticas son cocreadas con los propios alumnos. Nos interesa lo colaborativo y lo colectivo. Los alumnos muchas veces trabajan en piezas coreográficas, vestuarios, en las ideas. Eso, darles un espacio, hace que se sientan parte, los ayuda a empoderarse. Es clave todo lo que los alumnos nos pueden aportar y entender que no siempre la única voz que debe escucharse es la del guía.
Una escuela dirigida por la propia Barceló, Clara de Marcos (coreógrafa y psicóloga) y Lucha Lagos (coreógrafa) que trabaja técnicas de circo, canto, rap, expresiones urbanas, estilos coreográficos, acro y tela, y con talleres de Montaje de Obra y Sentido al Movimiento. Claro que la danza es su lenguaje más característico. “Es que la danza es movimiento, es el cuerpo expresando un mensaje, una emoción”, afirma Tini, que entiende el estudio como algo continuo, sin punto final.
“Sigo estudiando, perfeccionándome. La formación en el arte no se agota nunca, siempre está en movimiento. Empecé con canto, grabé discos de programas infantiles muy reconocidos, pasé por la comedia musical, estudié danzas urbanas, hice cursos de iluminación y desde hace unos años me vengo especializando todavía más en dirección general y puestas en escena, también estoy trabajando mucho en improvisación. Todos esos aprendizajes –asegura- se traducen y condensan en la creación de piezas originales de coreografía. Me gustan que esas piezas expresen y cuenten algo, que no se queden en la mera forma. Por algo, la escuela se llamó en sus inicios Decilo bailando, por esa necesidad de decir algo bailando, el cuerpo expresándose”.
-¿Qué sensaciones te trae pensar en el Día Internacional de la Danza?
-Lo celebro con mucho entusiasmo, porque la danza nos permite expresarnos, expresar con el cuerpo en movimiento lo que a veces no podemos decir o poner en palabras.