La agenda cultural continúa hasta el 30 de julio en todas las localidades.
La primera semana de la agenda de Vacaciones de invierno en San Isidro fue puro disfrute. Una maratón de actividades para todas las edades, entre espectáculos para toda la familia, mucho teatro, cine, talleres, un parque inflable para dejarse llevar, granja educativa y mucho más. De una punta a la otra del municipio, gratis, sin pausa y hasta el próximo domingo.
“La gente se está divirtiendo de lo lindo y, programa en mano, va de una actividad a la otra. Estamos llegando a todas las localidades con propuestas que convocan a toda la familia y vamos por una segunda semana en la que será imposible aburrirse.”
ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.
Clima festivo que se advierte a cada paso, como ocurrió en el colmado gimnasio del Club Atlético Beccar (Juan B. Justo 253, Beccar), donde Les Ivans armaron su Varieté de circo, un viaje lleno de alegría con malabares, globos gigantes, clown, danza y mucha música. “Nos divertimos un montón. Una agenda para grandes y chicos, también fuimos al Museo Beccar Varela a construir instrumentos. Genial todo”, aseguró Carolina Rubín, junto a su hija.




“Hace unos cinco años estuvimos en este ciclo y ahora volvimos con shows renovados y felices, recibiendo a unas 500 personas por función.”
IVÁN ZLACHEVSKY e IVÁN SIRCZUK, Les Ivans.
Como parte de la agenda, Central de Procesos (Av. del Libertador 16.208, San Isidro) invita a meterse en el mundo del reconocido artista visual Daniel Joglar a partir de Pelota Paleta. Niños y niñas transitan por una de sus obras, dominada por coloridos hilos colgantes, y se acuestan en el piso de la casona para experimentar otras miradas. Niños y niñas que juegan, imaginan, crean.
“Nos gustó la experiencia, poder circular por el lugar, ver cómo juegan los espacios. Todo en absoluta libertad, muchos materiales, colores, incentivos. Estamos haciendo la recorrida con el planito de la agenda y seguimos”, dijo Emilse Crescimone, que disfrutó tanto como sus pequeñas hijas, a metros de un mural colectivo que crece día tras día al compás de hilos en ovillos.
En la otra sala, mesas de trabajo, propias de este lugar, donde el hacer individual y colectivo manda, con materiales listos. Una conversación con papeles de todo tipo, y con dados y tarjetas que marcan consignas: cortar, plegar, acunar, ventilar, rascar, oler, dejarlo caer y muchas otras.


A pocas cuadras, el Museo Pueyrredón se convierte en escenario épico con La travesía de ser libres, que el jueves pasado reunió a más de ochenta niños y niñas, acompañados por adultos, decididos a cruzar Los Andes. Una recreación al mando de San Martín que inicia en la zona baja de la barranca (Juan Díaz de Solís 999, esquina Roque Sáenz Peña), llena de obstáculos, pistas por descubrir y, claro, final feliz. No falta el dueño de casa, Juan Martín de Pueyrredón, Las Heras y un personaje mucho menos conocido: la espía Chingolito, que brindó valiosa información al Libertador.
“Como todas las propuestas de los museos de San Isidro, una actividad integral. La historia, lo cultural, lo didáctico, la aventura. Espectacular”, aseguró Jimena Guardino, junto a su hija Agustina (7). “No sabíamos bien con qué nos íbamos a encontrar. Los chicos lo súper disfrutaron, totalmente recomendable. Ahora no se quieren sacar la pechera de soldados”, contó Agustín Lojo, que emprendió la epopeya con sus hijos de 3 y 5 años.

En el Museo del Juguete (Lamadrid 197, Boulogne) las vacaciones también se viven jugando y creando. La batería de talleres convoca a construir. Es lo que ocurrió con el de autito mecano. Momento ideal para dibujar, atornillar, colorear y más a partir de un divertido kit que va tomando forma. “Es la primera vez que venimos al museo y hay un montón de cosas para hacer. Ella tiene cuatro y le encantó el taller”, dijo Marcelo Chiti, junto a su hija y sin despegarse de la mesa de trabajo.
“Los chicos dejan volar su imaginación, a él le encanta construir, pero nunca lo había hecho con este tipo de materiales. Los dos muy copados –sostuvo Victoria Ramos Mejía, de San Isidro-. Es nuestra segunda pasada por este museo, que no conocíamos, y ya fuimos a todos los eventos de la agenda. Increíble, la estamos aprovechando un montón”.


Literalmente, un museo tomado por niños, niñas y adultos, con talleres a cupo completo, vitrinas llenas de juegos y juguetes, salas para jugar y un jardín de añosos árboles que también se convierte en escenario lúdico, mágico y de experiencias compartidas.
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