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PERDÓN, DE LOS SUTOTTOS, SE PRESENTÓ A SALA LLENA

UNA OBRA sobre dos amigos de la infancia que se reencuentran, en el marco del ciclo gratuito Platea Abierta en San Isidro.

La amistad, el paso del tiempo, los miedos, la culpa, la manipulación, los egos y dos compañeros de la escuela primaria que se reencuentran y comprenden que la vida ha cambiado, y mucho. Todo eso ocurrió anoche con Perdón, en tono de comedia, con el dúo Sutottos sobre el escenario del Centro Cultural San Isidro (Avda. Del Libertador 16.138, de esta ciudad) y en la fecha de septiembre del ciclo gratuito Platea Abierta en San Isidro.

“El festival se ganó un lugar entre los habituales seguidores del teatro y también entre la enorme cantidad de público que por Platea Abierta se acercó por primera vez a esta disciplina. Un ciclo que nos permite acceder a obras de excelente calidad, muchas de las cuales siguen en cartel, y ahondar en los procesos creativos de los artistas en imperdibles charlas post función con los elencos.”

ELEONORA JAUREGUIBERRY, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro.

Tengo la sensación de que te olvidaste quién soy. Soy tu mejor amigo, ¿te dice algo mi mejor amigo?… Nunca terminé de superar haber terminado la escuela primaria, estoy trabado ahí hace más de 28 años. Así habla Fabio (Gadiel Sztryk) al inicio de la obra, tímido, nostálgico, aniñado y con tiradores en sus pantalones exageradamente cortos. Del otro lado, Javier (Andrés Caminos), de saco, en apariencia fuerte, sólido, líder, maduro. Entre ambos, un abismo. Dos arquetipos enfrentados. Uno que abraza y se aferra a su amigo, su pasado y literalmente quiere volver a la primaria, y otro que parecería tener una vida íntegra y hecha a su medida.

Así, en medio de una escenografía escasa y suficiente, dos sillas y dos floreros, la historia crece entre el amor y el odio, las idealizaciones y expectativas chocando contra la realidad (¿la realidad?) y provocando chispazos de violencia. También, la música y letra de Caminos con su guitarra en vivo, guiños clownescos y el cuerpo en acción, siempre y como canal para decir lo que de otro modo no se puede expresar, para sugerir y provocar la risa. Un humor absurdo, desaforado y eficiente.

“Tanto en Inestable [otra de las obras del dúo], como en Perdón, aparece el lado más frágil de estos personajes que se acomodan o desacomodan dando lugar a situaciones de las que se desprende un humor increíble. Fue puro disfrute, realmente.”

SILVIA GÓMEZ GIUSTO, dramaturga, directora y responsable de la dirección artística del ciclo, quien anoche ofició de moderadora de la charla, en reemplazo de la dramaturga y gestora cultural Aliana Álvarez Pacheco.

Ya en conversación con el público, Caminos habló de los procesos creativos previos al estreno.

“Si pensamos que debemos hacer reír, nos presionamos y no nos sale. El humor por sí mismo no nos motiva, nos motiva hablar de determinados temas, como la amistad, los miedos, ese es el punto de partida. Y estamos felices de haber construido un lugar de pertenencia para decir esas cosas que nos interesan. No fue sencillo encontrarlo”.

ANDRÉS CAMINOS, integrante del dúo Sutottos.

Sztryk, también autor y director de esta obra junto a Caminos, agregó sonriente: “Tuvimos charlas individuales para hablar el tema de la culpa con un filósofo, un rabino y un cura. Es un montón, fue muy perturbador”.

Un señor preguntó sobre los cachetazos coreografiados que se dan y suenan fuerte. “Es como un homenaje a los payasos. Hay cosas que queremos incluir casi de un modo caprichoso. Igual, en la obra sobrevuela siempre el amor y la violencia. El te quiero y te odio, como en todo vínculo de amistad”, dijo Caminos, que dijo admirar a Capusotto y Saborido, y se definió como fan de El Chavo del 8. “No lo miro para aprender, pero lo miré durante muchos años y hay algo que siempre queda dando vueltas”.

El dúo, con más de 18 años en escena, contó que las obras avanzan mientras improvisan, ensayan y escriben, a veces todo eso junto y al mismo tiempo; que cuando la estructura está más clara se focalizan en pulir el texto; y que la inspiración para escribir puede venir de la estructura rítmica de una canción, de cosas que les cuentan y más.

“Todo puede ser material para un espectáculo, a veces robamos y deformamos frases que escuchamos de alguien, como el Dejá, gracias, está todo bien. Y sabemos que no está todo bien”, grafican en alusión a Perdón, aún en cartel en La Carpintería y con visita a España en octubre y por segunda vez.

Sobre el método de memorización, Caminos dijo que resulta más fácil cuando “la letra o la frase no está colgada de un perchero, sino que está atravesando el propio cuerpo”. El cierre de la charla lo tuvo Sztryk: “Cuando empezamos, el ensayo duraba 50 minutos y la obra una hora y media. Incluíamos cualquier estupidez, pero hoy subimos al escenario con todo muy pensado y procesado, y sí, un día maduramos”, asumió para despertar la enésima risa de la noche.

“Me encantó, hacen un trabajo muy serio, se nota la preparación previa. Ni hablar de la charla posterior, una maravilla”, dijo María Vilas, en su primera vez en el ciclo. “Los conocía de nombre, pero nunca los había visto. Me divertí muchísimo. Sueltos, un lenguaje corporal increíble”, contó Amelia Di Carlo, ya en la puerta del teatro y en grupete de amigas.

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