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ROBIN MYERS CERRÓ EL CICLO WORKSHOP DE LETRAS 2023

La destacada escritora y traductora estadounidense desmenuzó el hacer poético en una charla dinámica, de mucha ida y vuelta y con textos escritos in situ.

La poetisa y traductora estadounidense Robin Myers cerró ayer por la tarde la temporada 2023 del ciclo Workshops de Letras, de la Secretaría de Cultura y Ciudad de San Isidro, con su propuesta El caleidoscopio del poema, que convocó a una veintena de participantes en la Casa Museo Alfaro, Ituzaingó 557, San Isidro. Muchas lecturas en voz alta, poemas escritos in situ y tres horas guiadas por un corpus de obra que fue de Jack Gilbert, Aracelis Girmay y Alejandro Crotto a Wallace Stevens, Rebecca Hazelton y Héctor Viel Temperley, entre otros.

“La idea del taller no es imponer una definición de qué es y cómo se debe abordar la poesía, sino de expandir todo lo mucho que podemos hacer en un poema. Siento que, a veces, existe una idea de poesía muy romántica, solemne e individualista. En poesía, como en cualquier género literario, se ponen en juego muchas decisiones y recursos de ficción, aunque estemos hablando de la propia experiencia. La idea es expandir el Yo.”

ROBIN MYERS, poeta neoyorquina, licenciada en Letras Inglesas por el Swarthmore College (EE.UU.) y autora de los libros Lo demás, Amalgama y Tener.

Refrescar la mirada y cambiar de lente cuando nos sentimos atorados en la escritura ¿Cómo? Robin sugiere tomar un poema escrito en primera persona y reescribirlo en tercera persona. “Dejar el Yo, Yo, Yo y pasar a un El o Ella, trabajar desde la perspectiva ajena solo para ver qué pasa. Al cambiar la mirada rápidamente se cambia la forma, la sustancia. El lenguaje mismo responde a ese tipo de cambios –sostiene- y nos lleva a lugares dónde muy posiblemente no hubiéramos llegado”.

Lejos de ser un plan de tips, sino más bien una charla informal y dinámica, Myers sí sugiere abrir horizontes, dejar de lado cierta linealidad en la indagación de historias propias o ajenas, de imágenes, y cuenta que en un taller de escritura creativa la docente le respondió a una joven y talentosa poeta que no podía dejar de escribir sobre el vínculo con su padre que aunque quieras escribir sobre el árbol de la vereda de tu casa, tu poema, de algún modo, tendrá algo que ver con tu padre, porque terminamos escribiendo sobre lo que necesitamos escribir. “Creo que es así, que al distanciarnos un poco de lo que pensamos que necesitamos hacer logramos entrar en contacto de un modo más directo, hondo y hasta más sorprendente con esa materia que nos obsesiona”.

Así, se abordó un corpus de poemas que ella les hizo llegar varios días antes a los participantes, que fueron leídos en voz alta y que eligió por ser obras que la ayudaron como autora y persona. “Poemas que admiro por su creatividad respecto del punto de vista y perspectivas, que ofrecen una experiencia o recorrido sorprendente, de mucha vitalidad y exploración intelectual y sonora. Es lo que busco en un poema –dice-, una especie de viaje”.

Un primer bloque de obras, Demoler (Jack Gilbert), Ciencia (Aracelis Girmay), Mujeres a la página (Mirta Rosenberg) y fragmentos de Estilos (Dolores Dorantes), escritas en primera persona del plural. “¿Quiénes caben en ese Nosotros? ¿Quiénes quedan fuera? Me parecen preguntas muy sugerentes para analizar en los efectos políticos y sociales de la poesía”.

Para despertar escrituras ajenas, Robin elige usar como modelo un poema de la mexicana Isabel Zapata, Razones para no pisar un caracol, estructurado como especie de lista y con versos que inician con Porque. “Es un poema de manufactura sencilla y lenguaje llano que se vuelve como un contenedor muy libre, donde ella explora diversos terrenos, ideas, imágenes, historias dispares, algunas de índole psicológico, todo de manera más bien impresionista.”

“El resultado fue maravilloso, aparecieron poemas agudos, creativos, algunos divertidísimos, todo muy diverso. Quedé fascinada, feliz”.

ROBIN MYERS, al finalizar el Workshop de Letras de octubre.

“Hermoso, creo que todos vinimos por Robin, una poeta increíble que logra dar cuenta de esa cercanía de lo cotidiano, pero desde una mirada diferente y original”, dice Martín Domínguez (32), profesor de talleres de literatura. “Anoté muchas cosas para seguir pensando y trabajando, y me llevó un montón de poetas que no conocía”, asegura Carolina de Michele.

“Me gustó la dinámica, la sensación de un coro de oralidades en las que pudimos trabajar y pensar en colectivo, y descubriendo más de una de las voces que escuchábamos -dice Ezequiel Wolf (38), que estudia y vive en Hungría-. Un espacio súper ameno, cálido y cómodo. Me voy diferente a como vine”.

+ El ciclo contempla un encuentro mensual y es coordinado por la escritora Camila Fabbri.
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